domingo, 31 de octubre de 2010

La vida sigue

(...)La improvisación no basta para salir adelante. Es una habilidad valiosa, pero resulta estéril y hasta contraproducente si implica -como ha pasado mucho entre nosotros- que reemplazará a la planificación. La astucia no es lo mismo que el conocimiento, el voluntarismo poco reflexivo no es lo mismo que análisi inteligente, y la táctica no es lo mismo que la estrategia. De solución provisional en solución provisional en solución provisional, lo que hacemos es correr la arruga(...).

Mientras seamos esclavos de lo contingente, no podemos conseguir lo duradero. El presente no es una adivinanza con la que divertirnos sino el material con el que construímos el futuro. Y construir significa poner cimientos que duren, que resistan temblores e inundaciones, que aguanten el uso por décadas o siglos. Citamos demasiado al personaje de Ibsen Martínez, Eudomar Santos, y su "como vaya viniendo vamos viendo". Distintas serían las cosas si pudiéramos decir que lo que viene es lo que hemos visto, porque hemos planificado que así sea. Distinto fuera todo si no estuviéramos comenzando de cero todo el tiempo (...).

Está bien ser rápidos de vez en cuando, pero hay que bajar la velocidad para hacer las cosas verdaderamente bien. Si nos enorgulleciéramos menos de saber improvisar y nos preocupáramos más por entender la realidad como es y hacer lo que hay que hacer para mejorarla, tal vez nunca hubiéramos caído en este berenjenal del que ahora no hallamos como salir.

Osío Cabrices, Rafael (25, abril, 2010) La vida sigue. El Nacional. Todo en domingo, pág 6.

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